Mi esposo acostumbra dormirse acariciándome el cabello... y yo, que odio peinarme, siempre tengo que lidiar por las mañanas con mi cabello revuelto.
Un día, estando en el salón de belleza, se me ocurrió ondulármelo. Pero le dije a la estilista que quería rizos que no necesitaran ningún producto para mantenerlos (“wax”, “mousse”, agua ionizada, etc.).
Esa noche le dije a mi esposo: "No puedo lavarme el cabello hasta mañana para que los rizos se fijen... ¡y no me los toques! Así que mi esposo durmió tranquilo sin tocarme el cabello.
En la madrugada me desperté bruscamente… era que mi esposo a la hora de voltearse me había jalado (halado) el cabello porque tenía los dedos enredados en él.
En la mañana, cuando despierto, me miro al espejo y tenía los rizos disparejos unos bien ondulados y otros estaban estirados, así que tuve que mojarme todo el cabello para que se emparejara.
Al final, ondularme el cabello me dio más trabajo de lo que esperaba... así que no me duró mucho y en menos de un mes ya estaba con mi cabello lacio otra vez.
Enviado por Gaby, desde Japón
Un día, estando en el salón de belleza, se me ocurrió ondulármelo. Pero le dije a la estilista que quería rizos que no necesitaran ningún producto para mantenerlos (“wax”, “mousse”, agua ionizada, etc.).
Esa noche le dije a mi esposo: "No puedo lavarme el cabello hasta mañana para que los rizos se fijen... ¡y no me los toques! Así que mi esposo durmió tranquilo sin tocarme el cabello.
En la madrugada me desperté bruscamente… era que mi esposo a la hora de voltearse me había jalado (halado) el cabello porque tenía los dedos enredados en él.
En la mañana, cuando despierto, me miro al espejo y tenía los rizos disparejos unos bien ondulados y otros estaban estirados, así que tuve que mojarme todo el cabello para que se emparejara.
Al final, ondularme el cabello me dio más trabajo de lo que esperaba... así que no me duró mucho y en menos de un mes ya estaba con mi cabello lacio otra vez.
Enviado por Gaby, desde Japón
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