domingo, 10 de agosto de 2008

Leche de chino

Cuando era niño mi madre nos daba leche después de cada comida. Cuando salíamos a la calle y ya era hora de nuestra "teta", mamá tenía listo nuestro biberón y preparaba nuestra mamadera en un instante.

Ya un poco más crecido, y siendo tiempo de que deje la "teta", fuimos a almorzar a un "chifa", que es el nombre con que se le conoce a los restaurantes de fusión de comida casera china con ciertos ingredientes e influencia peruanas.

Era la primera vez que iba a un chifa y me impresionaba la decoración oriental y la comida diferente pero muy sabrosa. Los dueños y cocineros eran chinos y me llamaba mucho la atención porque además de ser diferentes a nosotros en sus facciones, hablaban diferente y a veces me asustaban un poco porque parecían que estaban peleando al hacerlo.

Al terminar nuestro almuerzo, automáticamente pensé: "Ahora falta mi teta". Pensé en ver al mozo venir con una bandeja y mi mamadera allí. Pero. Oh, sorpresa... trajo una tetera y unas tazitas sin asa con dibujitos chinos. Mayor fue mi sorpresa y espanto porque vi que la "leche" era color marrón claro y no era cremosa.

Cuando mi mamá me estaba alcanzando la pequeña taza con esa rara leche, le dije entre espanto, súplica y medio sollozando: "No quiero leche de chino mami".



Enviado por Víctor Andrés, desde Lima - Perú

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