Por cuestiones de trabajo, cada fin de semana nos veíamos regularmente. Ella, con su familia, pasaba por mí al hotel e ibamos a cualquier parte a pasear, visitar lugares, comer algo, etc. No nos importaba mucho a dónde fueramos, la cosa era pasar tiempo juntos... y así aprovechábamos cada instante, que no hablábamos, para besarnos... Era tan fuerte nuestra atracción que no podíamos evitarlo... Subiendo por el ascensor a "La Tour Eiffel", nos besábamos... En la cola para un parque de diversiones, nos besábamos... Volteando una esquina, nos besábamos... Después de probar un bocadillo que el otro no había pedido, nos besábamos... para saber cómo sabía jajaja...
Un día estando en la parte trasera del carro de su papá, regresando del campo, el tiempo cambió y comenzó a hacer frío. Y yo, que soy friolento, no se me ocurrió nada mejor que comenzar a abrazar y besar a mi chica. De pronto, escucho que Pierrig, el hermanito menor de mi chica, dijo algo que hizo reir a toda la familia... menos a mí.
Intrigado, de inmediato le pregunté a mi chica qué era lo que había dicho el pequeño. Ella me tradujo lo que Pierrig había dicho: "Cada vez volteo a ver a mi hermanita, veo siempre a Víctor besando a Cécile... ¡Ay!."
Intrigado, de inmediato le pregunté a mi chica qué era lo que había dicho el pequeño. Ella me tradujo lo que Pierrig había dicho: "Cada vez volteo a ver a mi hermanita, veo siempre a Víctor besando a Cécile... ¡Ay!."
Enviado por Víctor Andrés, desde Lima - Perú
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